Con el llamado del Señor: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, Arzobispo de Tunja, inauguró la Asamblea Arquidiocesana de Pastoral 2025, celebrada el pasado 22 de octubre en el Seminario Conciliar de Tunja.
Ante un nutrido grupo de sacerdotes, religiosos, seminaristas y agentes de pastoral, el prelado agradeció la presencia y el esfuerzo de quienes, movidos por su amor a Cristo y a la Iglesia, se reunieron para discernir juntos los caminos de la evangelización en este Año Jubilar de la Esperanza.
“Estas órdenes del Señor no han cambiado”
En su intervención inicial, Monseñor Villa recordó que la misión evangelizadora permanece vigente y constituye la razón de ser de la Iglesia. Citando el espíritu del Concilio Vaticano II y la exhortación Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI, subrayó que “la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia”.
“El mundo actual, afirmó, experimenta cambios amplios y profundos que hacen cada vez más urgente anunciar a Cristo. Evangelizar es la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”.
Del Concilio a Aparecida: un camino de continuidad
El Arzobispo hizo un recorrido histórico del magisterio latinoamericano, destacando la V Conferencia de Aparecida, presidida por el Papa Benedicto XVI, donde se reafirmó la identidad del discípulo misionero.
Recordó que “todo bautizado recibe de Cristo, como los apóstoles, el mandato de la misión” y que la alegría de ser discípulos se manifiesta especialmente en la vida comunitaria.
“Estamos llamados a ser una Iglesia de brazos abiertos, que acoge y valora a cada uno de sus miembros, promoviendo comunidades vivas, fraternas y misioneras”, expresó.
La evangelización en tres ámbitos según Evangelii Gaudium
Monseñor Gabriel Ángel citó ampliamente la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco, fruto del sínodo de 2012, señalando tres grandes ámbitos de la nueva evangelización:
- La pastoral ordinaria, animada por el Espíritu para renovar la vida de los fieles.
- Los bautizados alejados, que necesitan redescubrir el gozo de la fe.
- Quienes aún no conocen a Cristo, hacia quienes la Iglesia está llamada a salir con audacia misionera.
“El Papa nos invita a una nueva ‘salida’ misionera. No podemos conformarnos con una simple administración. Estamos llamados a vivir en un estado permanente de misión”.
Reiteró que la parroquia, lejos de ser una estructura caduca, debe mantenerse viva y en contacto con la gente, siendo “presencia eclesial en el territorio, ámbito de escucha, anuncio, caridad y celebración”.
Una pastoral audaz, creativa y sinodal
El Arzobispo animó a los participantes a repensar los métodos evangelizadores y a dejar atrás el “siempre se ha hecho así”. Invitó a los equipos parroquiales y a los agentes de pastoral a ser audaces y creativos, caminando juntos en discernimiento, comunión y obediencia a la guía de los pastores.
“Lo importante es no caminar solos, sino como Iglesia que discierne en comunidad, con realismo y esperanza.”
El camino sinodal: tres conversiones necesarias
Al referirse al reciente Sínodo sobre la Sinodalidad, cuya fase conclusiva se celebró en 2024, Monseñor Villa destacó que el proceso continúa con una etapa de implementación y conversión pastoral.
Citó tres conversiones fundamentales que la Iglesia está llamada a vivir:
- Conversión de las relaciones, para fortalecer la comunión entre las personas, las comunidades y con la creación.
- Conversión de los procesos, para que el discernimiento y la rendición de cuentas sean signos de fidelidad al Evangelio.
- Conversión de los vínculos, para cultivar la unidad y la diversidad en la misión común.
Un año jubilar con rostro de esperanza y compromiso
Finalmente, el Arzobispo vinculó esta reflexión con el Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular de Tunja, que este año se centra en el encuentro con Cristo en los pobres y necesitados.
“Queremos que cada parroquia viva este Jubileo de la Esperanza con gestos concretos de servicio. Por eso impulsamos la formación de los comités parroquiales de pastoral social y juvenil, como signo de una Iglesia que sale, escucha y acompaña”.
Con gratitud y entusiasmo, Monseñor Villa concluyó:
“Gracias por estar aquí. Buen trabajo para gloria de Dios y bien de los hermanos”.