En el marco del Jubileo Ordinario de 2025 convocado por el Papa Francisco bajo el lema “La esperanza no defrauda” (Rm 5,5), el clero de la Arquidiócesis de Tunja realizó el pasado miércoles 12 de junio una significativa peregrinación hacia la ciudad de Chiquinquirá, casa de la Madre y Reina de Colombia, para ganar la indulgencia plenaria y renovar su fidelidad al Señor en la esperanza.
La jornada, en la que participaron más de cien sacerdotes, fue presidida por Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja, y contó con la presencia de Monseñor Froilán Casas Ortíz, obispo emérito de Neiva, como signo de comunión eclesial entre pastores.
Un camino de conversión y esperanza
La peregrinación inició a las 9:00 a.m. con un profundo momento penitencial, en el que los presbíteros celebraron el sacramento de la reconciliación, reconociendo que el primer paso hacia una vida verdaderamente esperanzada es la conversión personal. Como recuerda el Papa Francisco en la Bula del Jubileo Spes non confundit, “la esperanza cristiana no decepciona porque tiene sus raíces en la certeza de que Dios no abandona nunca a su pueblo” (n. 2).
Después del acto penitencial, el clero emprendió una procesión orante desde la iglesia de la Renovación hasta la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, santuario jubilar y corazón espiritual del país. Esta caminata simbolizó el deseo sincero de los sacerdotes de caminar juntos como presbiterio en un proceso de renovación interior y misión compartida.
Una Eucaristía por la santidad sacerdotal
La celebración eucarística, punto central de la jornada, fue presidida por Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos y concelebrada por el obispo emérito Monseñor Froilán Casas y todos los sacerdotes de la Arquidiócesis. En su homilía, el Arzobispo exhortó a los ministros ordenados a “ser centinelas de la esperanza” en medio de una sociedad que muchas veces se deja invadir por la tristeza y el escepticismo. Se oró especialmente por la santidad del clero, la fidelidad en el ministerio y la salud de los sacerdotes enfermos, reconociendo que la fragilidad también puede ser un camino hacia la gracia.
Comunión fraterna, corazón de la misión
Tras la Eucaristía, se llevó a cabo un almuerzo fraterno, espacio privilegiado para compartir la vida, el gozo del Evangelio y los frutos del ministerio sacerdotal. La fraternidad presbiteral no es solo afecto humano, sino expresión visible de la comunión eclesial, base sólida para una acción pastoral sinodal y eficaz. Como lo expresa el Papa en su Bula jubilar: “Necesitamos una esperanza creíble, que no sea una utopía, sino la certeza de que el amor de Dios actúa también en las tinieblas” (n. 3).
La peregrinación, semilla de esperanza
Esta peregrinación no fue un acto aislado, sino un signo profético dentro del camino jubilar que toda la Iglesia está emprendiendo. Desde la Arquidiócesis de Tunja, esta experiencia reafirma el compromiso del clero con su vocación, con la Nueva Evangelización y con el pueblo que le ha sido confiado.
Pedimos a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá que interceda por cada sacerdote, para que su vida sea testimonio de alegría, fidelidad y esperanza en Cristo.
¡Que este Jubileo de la Esperanza renueve el fuego del ministerio sacerdotal y encienda la vida de nuestras comunidades con la luz del Evangelio!
Más información sobre el Jubileo:
🔗 Bula Jubilar Spes non confundit – Vaticano
🔗 Sitio web oficial de la Arquidiócesis de Tunja
