Jesús nos habla de una viña, de criados maltratados, de un hijo asesinado. Nos habla, en realidad, de nosotros. Somos viñadores a quienes Dios ha confiado su obra: la vida, la Iglesia, la familia, la sociedad.
Pero… ¿estamos entregando los frutos que Él espera?
Dios sigue enviando profetas, llamados, oportunidades. ¿Los escuchamos o los despreciamos?
En este relato, lo trágico no es la violencia, sino la ingratitud y la ceguera de quienes creen que la viña les pertenece.
Hoy, el Señor nos pregunta: “¿Qué estás haciendo con lo que te he confiado?” No se trata de hacer mucho, sino de hacerlo con verdad, con fruto y con amor.
Aplicación pastoral:
Examinar la vida comunitaria: ¿hay frutos? ¿hay cuidado de la viña?
Promover una pastoral de corresponsabilidad.
Invitar a los laicos a descubrir su lugar en la misión.