La Comunidad Eclesial Misionera (CEM), pequeña comunidad apostólica. Es el signo y la experiencia más concreta de eclesialidad de base. En ella se comparten las dinámica de la fe y la vida cristiana en ambiente de fraternidad, en el Señor. Aparecida las llama pequeñas comunidades eclesiales:
“Se constata que en los últimos años ha ido creciendo la espiritualidad de comunión y que, con diversas metodologías, se han hecho no pocos esfuerzos por llevar a los laicos a integrarse en pequeñas comunidades eclesiales, que van mostrando abundantes frutos. Para la nueva Evangelización y para llegar a que los bautizados vivan como auténticos discípulos y misioneros de Cristo, tenemos un medio privilegiado en las pequeñas comunidades eclesiales.
Ellas son un ámbito propicio para escuchar la Palabra de Dios, para vivir la fratenidad, para animar en la oración, para profundizar procesos de formación en la fe y para fortalecer el exigente compromiso de ser apóstoles en la sociedad de hoy. Ellas son lugares de experiencia cristiana y evangelización que, en medio de la situación cultural que nos afecta, secularizada y hostil a la Iglesia, se hacen todavía mucho más necesarias.
Si se quieren pequeñas comunidades vivas y dinámicas, es necesario suscitar en ellas una espiritualidad sólida, basada en la Palabra de Dios, que las mantenga en plena comunión de vida e ideales con la Iglesia local y, en particular, con la comunidad parroquial. Así la parroquia, por otra parte, como desde hace años lo hemos propuesto en América Latina, llegará a ser “comunidad de comunidades”.”(Aparecida, nn. 307 – 309)
CEM, lugar para la iniciación cristiana y la formación permanente.
El proceso Evangelizador educa en la fe y la iniciación cristiana pone las bases del edificio de la misma, que se construye luego por la formación permanente. El lugar más propicio para este tipo de formación en la fe es la comunidad de los fieles. Pero tenemos pocas experiencias realmente exitosas en las cuales los fieles constituyan comunidades estables, al estilo de las comunidades locales de las congregaciones religiosas. Esto quiere decir que estamos en el momento histórico en el que esta precisa opción está tomando forma y que, por lo mismo, todavía hacemos experiencias diversas. Pero eso, en lugar de desanimarnos, nos estimula. Sabemos que el Espíritu Santo dará la forma conveniente a lo que es su iniciativa propia.
Las comunidades para los laicos son una ayuda para su vida específicamente secular y para que puedan llegar a la perfección de la caridad, por lo cual, no pueden confundirse con comunidades religiosas ni con comunidades presbiterales. Con la descripción y los elementos que hemos ofrecido en artículo “La Iglesia: casa y escuela de comunión” hay material suficiente para diseñar la propuesta en cuanto a los momentos de la reunión semanal. Muchos grupos en la Iglesia han descubierto el valor de una reunión semanal para la escucha más atenta de la Palabra de Dios, el encuentro semanal de cada domingo para la Eucaristía y alguna reunión más amplia. estilo convivencia o retiro, para completar algunos aspectos de la formación de los laicos que no se pueden incluir fácilmente en la reunión semanal.
Equipo Interdiocesano de Animación Pastoral (2019). La Iglesia: Casa y .escuela de Comunión. En Equipo Interdiocesano de Animación Pastoral (Ed.1 ),
Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular. (pp. 147 – 148).