Viracachá, una Iglesia en salida: Visita pastoral
Desde el domingo 27 hasta el martes 29 de julio, la comunidad parroquial de Viracachá vivió una experiencia de fe profunda con la visita pastoral de monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de la Arquidiócesis. Fueron días intensos marcados por el encuentro, la cercanía y el compromiso de una Iglesia que camina al lado de su pueblo.
La jornada comenzó en la vereda Pontón, donde, desde muy temprano en la mañana del domingo, los fieles se reunieron con entusiasmo para recibir al Arzobispo. Entre cantos, signos de cariño y expresiones culturales, la comunidad manifestó su alegría por esta visita tan esperada, que desde el primer momento estuvo cargada de fraternidad y comunión.
A lo largo de estos tres días, monseñor Gabriel Ángel compartió con las diferentes comunidades que conforman la parroquia, visitando de manera especial las veredas de Icarina, Chen y Caros. En cada lugar fue acogido con afecto y sencillez por las familias, quienes prepararon actos culturales y momentos de oración, reflejando así su fe viva y su profundo sentido de pertenencia a la Iglesia. Los encuentros sirvieron también como espacio para escuchar las realidades, esperanzas y desafíos que viven los habitantes de la parroquia, reafirmando el compromiso pastoral de estar cerca de todos, especialmente de los más sencillos.
La visita incluyó también reuniones con las instituciones locales, como la Policía Nacional y la Administración Municipal, en un ejercicio de diálogo abierto y colaboración por el bien común. Estos espacios fueron valiosos para fortalecer los vínculos entre Iglesia y sociedad, y para impulsar juntos acciones que contribuyan al desarrollo humano y espiritual de la comunidad.
Más allá de los actos formales y las celebraciones, esta visita pastoral dejó una huella de esperanza. La presencia del arzobispo fue un signo claro de una Iglesia que no se queda encerrada, sino que sale al encuentro de su gente, que escucha, acompaña y anima. La comunidad de Viracachá agradece profundamente estos días de gracia, en los que renovó el compromiso evangelizador y fortaleció la fe de todos.
Así, con el corazón agradecido y con la mirada puesta en el Evangelio, Viracachá continúa su camino como una Iglesia en salida, que se deja guiar por el Espíritu y responde con generosidad a los desafíos de nuestro tiempo.