Novena a la Virgen del Milagro - Día Primero
Ritos iniciales
Invocación Inicial
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
Con todo el amor de mi corazón te amo, mi Jesús, por ser quien eres; pésame de haber pecado y propongo, ayudado de tu divina gracia nunca más ofenderte.
V/. Oh Dios, ven en mi ayuda.
R/. Apresúrate, Señor, a socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración para todos los días
Inmaculada Virgen María, ¡Madre admirable de Dios y de los hombres! Te reverenciamos humildemente ante esta milagrosa imagen que irradian los destellos de tu celestial hermosura. Al contemplarla se ilumina nuestra mente con los esplendores de la fe, se conmueve nuestra voluntad a impulsos de la esperanza y nuestra ruindad se siente transformada por los efectos de la caridad divina. Así bendecimos a Dios Padre que te escogió para Madre de su Hijo, bendecimos a Dios Hijo que se hizo hombre en tu seno purísimo, y bendecimos a Dios Espíritu Santo, que te enriqueció con la excelencia de sus dones. Siendo nosotros polvo y miseria y experimentado a cada paso las consecuencias del pecado original, de que fuiste preservada, imploramos confiadamente tu intercesión poderosa para que, libres del cautiverio del demonio y fortalecidos contra los influjos del mal, nos esforcemos con conservar la dignidad de ser hijos tuyos hollando bajo nuestros pies, los insidiosos enemigos de nuestra salvación: mundo, demonio y carne. Y por los méritos de tu castísimo esposo San José y los del seráfico Padre San Francisco, concédenos la gracia especial que en esta novena te suplicamos. Amén.
Oración Primer día
Dulcísima Virgen María, Madre Santísima del Milagro que escuchas con singular complacencia la repetición atenta del Avemaría, porque ella te recuerda el sublime instante de tu maternidad divina, fuente de tus principios y grandezas y de tus altos destinos; y así, para premiar el amoroso empeño con que tus hijas se apresuraban a ofrecer el homenaje de su amor en la recitación del Santo Rosario, quisiste que contemplaran tu bellísima imagen en el azul firmamento y reflejada en el agua. Te alabamos y bendecimos por esta especial ternura de tu Corazón de Madre y te suplicamos nos alcances de la divina bondad el poder reproducir en nuestras almas tu vida de pureza y santidad, y la gracia que te pedimos en esta novena.
(Se hace petición y se rezan tres Avemarías).
Lectura Bíblica
Aparece la imagen de María en la Historia de la Salvación.
Del Libro del Génesis
Gen. 3,9-15.
“Yahvé Dios llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? Este contestó: Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí. Él replicó: ¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer? Dijo el hombre: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí, Dijo, pues, Yahvé Dios a la mujer: Por qué lo has hecho? Y contestó la mujer: La serpiente me sedujo, y comí. Entonces Yahvé Dios a la serpiente: Por haber hecho esto, malditas seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras asechas tú su calcañar”.
Palabra de Dios.
Consideración
La Historia de Salvación supone que el hombre se ha separado de Dios y ha caído en la maldición del pecado. De esta situación el hombre no puede salir por sus propias fuerzas y sólo le queda la posibilidad de confiarse al amor y a la infinita misericordia de Dios.
Este es el plan de salvación de Dios para el hombre. En el principio de este plan, aparece una mujer: María, la Madre del Salvador.
Reflexión
- ¿Te sientes dentro de este plan de salvación?
- ¿Crees en el amor y la misericordia de Dios?
- Abre tu corazón para que en tu vida aparezca la imagen de María y Ella te conduzca al encuentro con su Divino Hijo, tu único Salvador.
Relato
En una pequeña celda del antiguo Monasterio de las Concepcionistas de Tunja, había un lienzo que servía para precaver del viento a la religiosa que allí habitaba. Esta era de velo blanco y tenía permiso de ir, con una compañera a rezar en la iglesia el Santísimo Rosario, antes de levantarse la comunidad.
En la madrugada del 24 de Agosto de 1628, cuando habiendo hecho la acostumbrada oración, regresaban a sus celdas, al atravesar el patio notaron cómo se reflejaba en un charquito de agua dejado por la lluvia, la imagen de la Virgen Inmaculada: alzaron la vista y admiraron, destacada en el cielo, la que acababan de observar en el agua, como vestida de estrellas y entre fulgores de luz resplandeciente.
Gozos
Tu imagen, ¡Madre querida!
Santo y prodigioso don,
Que del cielo fue traída
graba en nuestro corazón.
(Se repiten después de cada estrofa).
I
Aurora pura y hermosa
que anunciaste bienhadada
del gran día la llegada
de Justicia el claro sol,
alúmbranos cariñosa
y enciéndenos en tu amor.
II
Luz bendita de los cielos,
dulce estrella de los mares,
consuela nuestros pesares
y guíe tu resplandor
la vida y nuestros anhelos
de la mar entre el furor.
III
Iris Santo colocado
entre la tierra y el cielo
como prenda de consuelo
y de piadoso perdón;
¡Ay! líbranos del pecado
con tu santa protección.
IV
De tus manos maternales
caen en haz refulgente
de las gracias el torrente
como dádiva de Dios,
y eres para los mortales
el puerto y faro mejor.
V
De David la torre fuerte
con diamantinos escudos
resistes ataques rudos
del infernal sitiador,
y en el trance de la muerte
defiendes al pecador.
VI
Manó bálsamo oloroso
en abundante medida
de fortaleza y de vida
símbolo consolador
de este lienzo prodigioso
con general estupor.
VII
Por los celestes favores
con que tu imagen preciosa
ha consolado piadosa
a una cristiana región
“Del Milagro” en sus loores
te llamaron con fervor.
VIII
De nuestra fe la firmeza
guarda como Madre pía;
haz que crezca cada día
en los creyentes de tu amor
y tu maternal terneza
aumente nuestro fervor.
IX
¡Oh Madre y Reina clemente
cubra a tus hijos tu manto
y en la amargura del llanto
sé nuestra consolación!
¡Llévanos al esplendente
cielo, nuestro galardón!
Oración Final
Toda hermosa eres, María y en Ti no existe la mancha original; Tú eres la gloria de Jerusalén, Tú alegría de Israel, Tú el honor de nuestro pueblo; eres la Abogada de los pecadores. Oh María, Virgen Prudentísima, Madre Clementísima! Ruega a interceder por nosotros ante Jesucristo Nuestro Señor.
V/. Oh Virgen María fuiste inmaculada en tu Concepción.
R/. Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo nos diste habiéndolo concebido por obra del Espíritu Santo.
Oh Dios, que por la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, preparaste digna morada a tu Hijo; te suplicamos que así como en previsión de la muerte de ese mismo Hijo la preservaste de toda mancha, así también nos concedas el llegar puros a tu divina presencia. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V/. Oh María concebida sin pecado.
R/. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
(Dios te Salve Reina y Madre, etc.)