Reflexión dominical 30 de julio
El Evangelio según san Mateo nos ha venido presentando las “Parábolas del Reino”, con las que Jesús nos enseña cómo actúa en la historia humana el poder liberador de Dios. Hoy nos trae cuatro muy significativas. Veamos cómo podemos aplicarlas a nuestra vida, teniendo en cuenta también las otras lecturas.
1.Las parábolas del tesoro escondido y de la perla fina.
El tesoro y la perla son imágenes del valor del Reino de los Cielos, es decir, del poder transformador y constructivo de su amor, cuya cercanía proclamó Jesús mismo desde el inicio de su predicación.
El sentido de las parábolas se puede resumir en dos palabras: prioridad y oportunidad.
“Amar a Dios sobre todas las cosas” conlleva dar la prioridad al “fin” sobre los “medios”. San Ignacio de Loyola, cuya fiesta celebraremos el 31 de julio, dice en sus Ejercicios Espirituales que el fin para el cual fuimos creados es amar y servir a Dios y ser así eternamente felices, de modo que “las cosas” son medios que podemos usar tanto cuanto nos ayudan para ello, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce a este fin . ¿Estamos nosotros reconociendo esta prioridad con todo lo que supone y exige?
El Reino de Dios se nos ofrece además como una oportunidad. De cada uno depende aprovecharla y para ello tenemos esta vida. San Ignacio dice que es un insensato quien quiere encontrar a Dios y “no pone los medios”. El labrador que descubre el tesoro escondido y el comerciante que encuentra la perla fina, simbolizan a quien sabe poner las prioridades y aprovechar las oportunidades, y al proceder así obra sabiamente.
Para hacer lo mismo, necesitamos disponernos a que Dios nos conceda el don que le pidió Salomón: la sabiduría para decidir entre lo bueno y lo malo, que nos hace posible caminar según la Ley del Señor.
2. La parábola de la red repleta de pescados, unos buenos y otros malos.
El escenario de las “Parábolas del Reino” es el lago de Galilea donde Jesús predicaba desde una de las barcas en la orilla. En este contexto cobra un significado especial la imagen del pescador que selecciona los peces recogidos en la red. Esta imagen es empleada por Jesús para referirse a la acción de Dios que comienza con un llamado a muchos y termina con pocos escogidos, siendo estos últimos los que escuchan su Palabra, la acogen y la ponen en práctica. El mensaje de la parábola de la red llena de pescados, es similar al de la parábola de la buena semilla y la cizaña.
La acción de Dios es justa y esa justicia divina se manifestará “al final de los tiempos”, cuando al terminar esta vida le corresponda a cada uno rendir cuentas ante el Señor. A ello se refiere Jesús con la imagen del “horno encendido donde habrá llanto y desesperación”, es decir, “el infierno”, que no es un lugar físico, sino la figuración simbólica de un estado eterno de infelicidad que padecerá todo el que se haya encerrado en su egoísmo y preferido el reino del odio al del amor, el reino de la injusticia social al del reconocimiento efectivo de la dignidad de las personas y los derechos humanos, el reino de la violencia al de la convivencia pacífica.
3. La parábola del padre de familia que saca del baúl cosas nuevas y viejas
Jesús quería que sus discípulos fueran continuadores de sus enseñanzas. Es el sentido de la pregunta que les hace al final: “¿Han entendido ustedes todas estas cosas?”, y el de la comparación que propone cuando ellos responden que sí: en esta misión de continuar el magisterio de Jesús, deberán ser fieles a una tradición, pero también deberán saber encontrar nuevas formas de presentar su mensaje en circunstancias nuevas, respetando lo valioso de la tradición, estando dispuestos a asumir sin miedo lo nuevo que trae el presente y que depara el porvenir.
Tengamos en cuenta lo que dice san Pablo: “Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman”. En medio de este mundo aquejado por la presencia del mal en sus distintas formas, nuestra fe en Dios nos anima a la esperanza en el triunfo definitivo del bien, que puede empezar desde ahora mismo para nosotros si nos ponemos en la onda de su Reino, en la del poder constructivo de su amor,que sabe sacar bienes de los males y hacer maravillas en nosotros si confiamos en Él a pesar de todas las dificultades que se nos presenten.