Novena de Navidad
Día Primero

Día 1

Iluminación bíblica

Evangelio según san Juan 5, 33-36

Juan es la lámpara que arde y brilla

En aquel tiempo, dijo Jesus a los judíos: “ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el padre me ha enviado”.

Palabra del Señor.

Meditación

Juan Bautista es el que nos anuncia que ya ha llegado este tiempo en que Dios se nos quería acercar definitivamente en el Mesías. Juan «ha dado testimonio de la verdad» y ha señalado claramente al que viene a salvar a la humanidad, Jesús de Nazaret.

Iniciamos este tiempo especial de preparación para la venida del Mesías, “Dios con nosotros”, tiempo en que las lecturas y los misterios de la Navidad nos irán llevando a pensar, ante todo, si nosotros, somos lámparas que dan luz, que iluminan a otros, punto de referencia creíble por el que se puedan orientar en su vida y descubrir a Cristo Jesús. El Bautista es un admirable modelo para los que recibimos el encargo de ser testigos de Cristo en medio del mundo, con nuestras palabras y nuestras obras.

El Bautista, y cada Adviento, cuestiona seguridades y estilos de vida, denuncia, despierta a los dormidos. Invita a que algo cambie en nuestras actitudes. Dios está preparando, de nuevo en esta Navidad, la manifestación de su amor para todos, ¿es así de universalista también nuestra actitud ante las personas? ¿No hacemos ninguna clase de discriminación nosotros en nuestra vida, social o eclesial. Si se viera que los cristianos «aceptamos a los extranjeros», a los de otra raza o de otros gustos, edad y cultura, o a los que la sociedad tiene marginados. Si fuéramos de verdad lámparas de luz por nuestro testimonio de apertura y esperanza: entonces sería un Adviento auténtico para nosotros y para los demás.

 

La celebración de la Eucaristía es siempre abierta. Vienen personas de edad y cultura distinta. Todos nos aceptamos, de modo especial con el gesto de la paz que se nos invita a hacer. No podemos ir a comulgar con Cristo si no estamos en actitud de comunión y acogida para con los demás. El Adviento del Señor se prepara con un adviento de cercanía y aceptación entre las personas. Que es la manera como las dos direcciones tienen más sentido: nuestra aceptación de los demás queda motivada porque todos somos salvados y alimentados por el mismo Cristo, y nuestra aceptación de Cristo se concreta en la aceptación de su mejor sacramento, la persona del prójimo. Caminemos a lo largo de esta novena, preparando nuestro espíritu para acoger y dejar nacer en nuestras vidas al Emmanuel, al “Dios con nosotros”.

Villancico

Grupo Musical - Parroquia San Antonio de Padua (Ventaquemada)

Reflexión