Es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP) que promueve la animación y formación misionera de los niños y sus educadores en la evangelización universal, especialmente de los mismos niños.

El Santo Padre es la cabeza de la Obra, un Secretario General de la I.M, un Director Nacional de Obras Misionales Pontificias, un Secretario Nacional de Infancia Misionera. El Obispo es el Padre y animador de I.M, y a él le colaboran: el Director Diocesano, los animadores misioneros, los Párrocos y el asesor es quién acompaña al niño líder.

  • Ayudar a los educadores a despertar y desarrollar progresivamente en los niños y adolescentes una conciencia misionera universal e impulsarlos a compartir su fe y los medios materiales con los niños necesitados del mundo. Todos tienen algo que dar y algo que recibir y el lema para ello es: “Los niños ayudan a los niños” (Estatutos OMP, Cap. 2, 13)
  • Contribuir a la promoción y florecimiento de vocaciones misioneras.
    Preparar Animadores y Asesores que acompañen a los niños en su caminar hacia una conciencia misionera que muestre madurez y compromiso.
  • Motivar al niño misionero para que, con oraciones, sacrificios y ofrendas, muestre su solidaridad con las necesidades más urgentes de muchos niños del mundo.

Fue fundada en 1843 en Nancy (Francia), por Monseñor Carlos Augusto Forbin Janson con el fin de que “los niños ayuden a los niños”.

Él recibía continuamente cartas de algunos sacerdotes que trabajaban en la china. En ellas contaban las necesidades que pasaban los niños de aquel país. Entonces, Monseñor se reunió con Paulina Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe, para pedirle consejo. Luego se dirigió a los niños de su Diócesis para pedirles que ellos mismos se encargaran de asistir espiritual y materialmente a los niños más necesitados. Los niños aceptaron la idea y fue así como el 10 de mayo de 1843 se fundó la Santa Infancia, llamada hoy INFANCIA MISIONERA.

La obra se difundió muy pronto en las diócesis de Francia, en Europa y en todo el mundo, y hoy está presente en más de 150 países, convirtiéndose en un instrumento especial para la formación misionera de los niños, de los maestros y de los padres de familia. Con el aporte económico de los mismos niños, se sostienen obras de evangelización, educación y formación humana en los lugares donde apenas está iniciando la Iglesia.

El 3 de mayo de 1922 el Papa Pío XI puso esta Obra bajo su protección y recibió el título de Pontificia. Desde su origen, la Infancia Misionera ha contribuido al despertar de vocaciones misioneras.


  • Todos los niños bautizados que demuestren interés por esta Obra después de conocer sus principios; desde los 4 hasta los 12 años. Después continúan su formación en la Adolescencia Misionera desde los 13 hasta los 15 años.
  • Es una Escuela con Jesús, porque desea llevar al niño a hacerse verdadero discípulo de Cristo, escuchando su Palabra, comprendiendo su voluntad y viviendo lo que escucha a su Maestro, con el fin de evangelizarse y evangelizar, comunicando a otros niños lo que ha aprendido.
  • Es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias (OMP) que promueve la animación y formación misionera de los niños y sus educadores en la evangelización universal, especialmente de los mismos niños.
  • Conocer y amar a Jesús
  • Orar por los niños del mundo.
  • Participar en la Eucaristía
  • Sacrificarse con alegría.
  • Dar con generosidad la ofrenda.
  • Ser misionero en la familia, en el colegio, con sus amigos, en el barrio, en la Parroquia